Momentos de Inspiración - Situaciones difíciles, como pasar por ellas.

 

Hola mis queridos amigos, ¡Buen día! ¡Muy buen día, muy buen día! Que Dios bendiga su corazón, una vez más, ayudándolo para que se conecte con su estado mental de paz, sabiduría, alegría, bondad y, sobre todo, gratitud. Usted ya sabe, la gratitud es el puente que nos une a Dios, es el puente que nos une a nuestro equilibrio interno.
Cuando se logra agradecer en lugar de quejarse, cambiamos de inmediato. Cuando hacemos eso, cambiamos nuestra vibración y, como consecuencia, se produce el puente o eslabón, y sentimos una gran bendición en nuestra vida, pase lo que pase. Comenzamos un nuevo Momento de Inspiración de hoy. Recibí algunos pedidos de temas en común para hablar en Momentos de Inspiración. "Ricardo, por favor diga algo para personas que pasan por problemas de salud graves como cáncer, fibromialgia, que están pasando por un problema físico casi terminal."
Otros amigos me pidieron lo siguiente: "Por favor traiga mensajes que ayuden a lidiar con familiares difíciles, con el padre, la madre".
Hay gente que pide: “Por favor, hable sobre cómo lidiar con situaciones financieras que no puedo resolver rápido."
Nuestros colaboradores me mostraron varios mensajes largos sobre eso. Y, si me permiten, quería hablarles un poco sobre cómo lidiar con las pruebas. ¿Qué sucede?
Aprendemos que nada sucede por casualidad en nuestras vidas. Todo tiene una razón de ser. ¿Y qué es una prueba?
Una prueba es una situación momentánea que tiene un principio, un medio y un final, que viene con el objetivo central de ayudarnos a crecer espiritualmente. Ninguna prueba nos sucede sin un propósito. Al contrario de lo que mucha gente dice, la prueba no es un castigo divino: "Me están castigando por algo que hice. ¡Que prueba dura!".
¡No! La prueba es una reacción a la ley divina. Nosotros creamos, en algún momento, una energía en el pasado que despertó en la ley divina, no entraré en el tema de lo que sucedió y por qué. El hecho es que nada sucede por casualidad la ley de acción y reacción, la necesidad de la prueba que estamos viviendo ahora.
Pensemos juntos: si Dios es soberanamente justo y bueno, nunca permitiría que me sucediera una injusticia ni a mí ni a usted. Porque si no, no sería Dios. ¿Cuál es la conclusión?
Lo que estoy pasando tiene un fundamento, Dios está de mi lado y aprenderé con todo esto. De esta manera, lo que aprendemos de las enseñanzas de la espiritualidad superior es que nuestra postura emocional ante una prueba, sea la que sea, corporal, afectiva o financiera, es dignidad. La dignidad no es más que reconocer que Dios está con nosotros en cualquier momento y confiar en Él. Es cambiar la queja gratuita por esperanza. Es cambiar la rebeldía, que empeora absolutamente todo, por la alegría de pasar esa prueba, creciendo espiritualmente.
Porque el gran dolor que tenemos no es el dolor del cuerpo que puede perder la vida física, es la desesperación del alma: es cuando el alma está arrepentida de las cosas que cree que debería haber hecho y no hizo, o cuando se siente culpada, o carga la sensación de frustración profunda por la vida que no vive. Ese es el verdadero dolor. La Dra. Elisabeth Kübler-Ross, que creó la Tanatología, una mujer admirable a quien respeto mucho, ya desencarnó hace mucho tiempo, estuvo al lado de más de 15 mil personas mientras desencarnaban.
Y decía: "En la cama de la muerte, nunca vi a nadie que estuviera en paz y que mirara hacia atrás, y necesariamente dijera ʺLamento haber sido generoso y bondadoso”. "¡Al contrario!".
Ella decía que las personas que vivían tensas y con miedo de la muerte o la privación eran personas generalmente ansiosas, miedosas, muchas veces egoístas, que miraban al pasado recordando cosas que no habían hecho y, entonces, se arrepentían. ¡Claro! Estas personas tenían mucha rabia de la vida. Era como si la vida fuera la culpable de que ellas no habían tomado mejores decisiones.
Y la doctora Ross decía: "Al contrario de los que muchos piensan, ʺel hombre no tiene miedo de morir, tiene miedo de verse a sí mismo a la hora de morir". Quien tiene la consciencia tranquila, dijo la doctora Ross, desencarna serenamente y muy libre. Ella le mostró al mundo muchos ejemplos sobre esto. Lo que quiero decir al respecto es que no importa la prueba que estemos pasando. Dignidad es la palabra clave.
Hay un relato mítico de Chico Xavier, cuando estaba en un avión que iba a aterrizar en Belo Horizonte si mi memoria no me falla, venía de Uberaba. El avión parecía que iba a caer, y la gente comienza a gritar dentro del avión. Chico mira para un lado, mira para el otro, la gente gritaba y él también comienza a gritar. ¡Qué escena loca!
Imagínese: usted está en el avión, y el gran médium, la gran antena paranormal de nuestro tiempo en ese momento, grita. Uno piensa: "Realmente no hay otra, el avión se estrellará porque incluso él está gritando".
En medio de la desesperación, aparece Emmanuel: "¿Qué es este alboroto, Chico?" 
"Vamos a morirnos, ¿no lo ves?" 
"Está bien, pero, ¿qué problema hay?" responde Emmanuel.
¡"No me quiero morir!" 
"Bueno, muérete con educación".
"¿Pero cómo se muere con educación?"
"Con serenidad. Recuerda quién eres".
Chico contó esta historia mítica en un programa de televisión. La gente se reía, y él mismo se reía. Es ahí que vemos cómo es estar en la Tierra. Nuestros sentidos humanos nos engañan. Aún los que están íntimamente vinculados a la naturaleza superior, como Chico lo estaba, acaban por engañarse.
Jesús nos dijo: "Es muy importante estar atentos".
Esté atento porque, a veces usted mira a su lado y parece que no hay nadie. ¡No, de ninguna manera!
Esté atento, aumentemos la vigilancia para que podamos entender que todo pasará. Lo importante es estar atento durante la prueba, porque la prueba tiene un tiempo para terminar. No sirve de nada que me pregunten cuándo termina. Terminará cuando haya aprendido todo lo que hay que aprender. Sólo Dios tiene la respuesta. La prueba puede durar un mes, un año más, puede durar toda la existencia. Y necesitamos tener esa conciencia.
Lo importante no es tener miedo de la prueba, sino pasarla con sabiduría y liviandad de corazón. Señores, eso es lo que yo aprendí del mundo espiritual. No tengo miedo de la muerte, tengo miedo de cómo viviré mi vida. No tengo miedo de las dificultades financieras, tengo miedo de cómo voy a pasar por esta prueba. ¿Por qué?
Porque, cuando alguien mantiene la dignidad a pesar de los dolores, al final se fortalece. Tiene el placer de mirar hacia atrás y decir "He vencido al mundo", como dijo Jesús. El problema es cuando caemos en la tentación de hacer las cosas mal. Esa tipo de persona se corrompe, se rebela y hace cosas de las que se arrepiente.
Cuando la prueba pasa, mira hacia atrás avergonzada de sí misma y de los medios que usó para pasar por la prueba. En ese caso ha perdido una gran oportunidad de crecer. ¿Qué pasará?
Esa persona volverá a pasar todo nuevamente, como un alumno que repite de año, porque no aprendió con sus pruebas. Por lo tanto, serenidad, dignidad y evangelio. El evangelio nos recuerda de quién somos hijos, nos recuerda nuestra naturaleza espiritual superior y nunca nos dejará rendirnos. No amemos las pruebas, amemos el aprendizaje que puede venir en el momento adecuado o en el momento difícil. Nadie quiere buscar un problema, no es eso. Pero si vienen por alguna razón, quiero aprender de ellos para ser un mejor ser humano todos los días.
Esto es lo que aprendemos del mundo superior. Que Dios bendiga su día y le inspire más y más. ¡Dios lo bendiga! ¡Luz y paz para su corazón! ¡Y hasta pronto, hasta muy, muy pronto!